Hay días que la F1 me sorprende especialmente. Son muchos.

Hoy en Austria hasta Bernie Ecclestone le ha mandado un mensaje a Mr. Mateschitz, el gran jefe de Redbull escribiendo en el asfalto: «Congratulations Mr Mateschitz. Thank you, Bernie».

Es decir, mientras transcurría la carrera dos business men, usando el fin como medio, han tenido una relación de comunicación digitalizada pública con el poso que eso deja en todos nosotros. No sólo por el gesto sino por lo que supone: notoriedad de marca. ¿Qué es eso de pegatinas o vallas publicitarias sino comunicación propia de Cuéntame?

En la casa de Redbull, en su circuito, se sube al podio a entrevistar Mark Webber. Yo no digo si salieron a buenas o malas, no lo se. Pero ahí estaba. Le han dado papel de prota. Chapeau.

Y antes del GP (entre otras mil cosas) sacan a todos los pilotos Austriacos a rodar con sus F1. Lauda uno de ellos con su Ferrari. Un mosaico de banderas entre el público…

Constantemente se lanzan mensajes globales de identificación a todos los niveles de público objetivo. Es un ejemplo de Gestión de un Producto brutal la Fórmula 1.

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